jueves, 9 de mayo de 2013

La Eneida de Virgilio


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Menandro: “El misántropo”

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Menandro: La Comedia Nueva

(para ver el artículo completo ir a: http://www.liceus.com/cgi-bin/aco/culc/aut/1060.asp)

Carmen Morenilla Talens
Universitat de València
ISBN- 84-9714-


THESAURUS: Comedia Nueva, comedia costumbrista, comedia latina, perfección argumental, personajes-tipo, Aristófanes, Dífilo, Filemón, Apolodoro de Caristos, pervivencia.
Menandro viene siendo considerado tradicionalmente el comediógrafo griego más importante después de Aristófanes y el máximo representante de la llamada Comedia Nueva. De su vida es bien poco lo que puede decirse y hasta hace unos decenios era poco lo que podía decirse de sus obras. Al parecer, nace de Diopites y Hegéstrata en el demo Cefisia (NE de Atenas) probablemente el 342/1 y muere el 292/1 ó 291/0[1]. El contenido y tono filosófico de sus obras ha provocado numerosas reflexiones sobre su formación y amistades, de lo que hay pocos datos[2]. En todo caso queda clara su amplia y basta cultura, como corresponde a un hombre de buena posición de época helenística y que estuvo cerca de personas que detentaron el poder[3]. A lo largo de sus 51 ó 52 años escribió más de cien obras, de las que sólo ocho recibieron premio[4], a pesar de lo cual tras su muerte fue considerado un clásico hasta el punto de que en opinión de Aristófanes de Bizancio era el segundo autor sólo superado por Homero. Pero esta valoración positiva no aseguró la transmisión de sus obras: a principios del siglo XX sólo se conservaban sus sentencias[5]. Gracias a los hallazgos papirológicos hoy podemos leer, aparte de las recreaciones de la comedia palliata[6], una obra completa, Arisco (Dyskolos)[7], y seis casi completas, Arbitraje, Detestado, Escudo, Rapada, Samia, Sicionio (Epitrépontes, Misoúmenos, Aspís, Perikeiroméne, Samia, Sicyonios[8]), y escenas de 18. A partir de todo este material ya puede valorarse su dramaturgia, incluso su evolución, pues las obras que conservamos pertenecen a épocas distintas, sin que se pueda precisar con exactitud las fechas de representación. Gracias a todo ello podemos también conocer mejor la influencia que ejerció sobre la comedia romana y a través de ella sobre la comedia moderna[9].
1.- Valoración y transmisión de la obra de Menandro.
         Hablar de transmisión es hablar fundamentalmente de valoración de una obra o autor, pues de ella dependía también la conservación. Esa valoración puede tener bases distintas, que pueden ser de índole conceptual o formal[10]. Así, en el caso de Aristófanes, con independencia del aprecio que en cada momento se le tuviera como comediógrafo, fue decisivo que su lengua fuera considerada el ático puro, por lo que sus comedias se convirtieron en modelo lingüístico del movimiento restaurador del ático clásico y por ello se copiaron para su uso escolar[11]. A ello debemos el haber conservado un corpus considerable de su producción, aproximadamente un 25 %. Pero éste no fue el caso de Menandro.
         Las comedias de Menandro, aunque no fueron especialmente valoradas en el momento de su representación[12], sabemos que tras su muerte fueron muy apreciadas y pronto consideradas clásicas, sabemos que Menandro fue el autor predilecto de la Comedia Nueva desde el siglo III a.n.e. al V, incluso hay testimonios de que era leído y estudiado a mediados del siglo VII, de modo que en muchos aspectos vino a jugar un papel similar al de los poemas homéricos, como prueban testimonios de tipo arqueológico, el número de papiros e inscripciones, etc. No sólo fue apreciado por sus cualidades de comediógrafo: su griego relativamente fácil, el rechazo a la invectiva y en general a las obscenidades habituales en la Comedia Antigua y el carácter moralista de sus planteamientos le hacían especialmente indicado para los primeros niveles de la enseñanza tanto para griegos como para romanos[13]. Esta presencia en los grados elementales de la enseñanza le privó de los comentarios que se realizaron de las obras utilizadas en la formación superior, lo que hubiera podido ser motivo de aprecio por parte de los eruditos bizantinos y haber asegurado la copia de sus obras. A ello debemos añadir el que su ático del siglo IV a.n.e. se considerase contaminado por la koiné,razón por la cual no soportó el juicio de los aticistas[14]. Lo que de él se conservó fue la crestomatía de sentencias, en la que se creía recoger lo esencial de la sabiduría de Menandro, que de este modo pasaba a ser valorado más como pensador y filósofo que como comediógrafo. Hasta principios del siglo XX se producía la paradoja de que el autor que Aristófanes de Bizancio sólo hacía preceder por Homero, sólo era conocido por sus sentencias, tres pequeños fragmentos de Arbitraje Aparición (Phásma) e indirectamente por las reelaboraciones de la comedia palliata.
            Esta era la situación hasta que en 1905 G. Lefebvre presenta el Papiro Cairensis 43227, un tercio del cual está en buen estado. Contiene este papiro la mitad de Arbitraje, dos quintas partes de Rapada y de Samia, y otros pequeños fragmentos, que fueron editados por su descubridor en 1911. Y en 1959 publica V. Martin Arisco, comedia casi íntegra, procedente de un códice adquirido por M. Bodmer que también contiene, aunque incompletas, Samia yEscudo, publicadas en 1969 por R. Kassel y C.F.L. Austin... A estos hallazgos se han ido sumando otros, aunque de menor importancia, y otras ediciones, algunas con excelentes comentarios, y se ha generado una considerable investigación sobre el texto[15]. Incluso tenemos la suerte de que se encontrara un fragmento de una comedia, Doble engaño (Dìs exapatôn), de la que se había servido Plauto para su Bacchides, lo que ha permitido conocer mejor el método creativo de los autores de palliata[16].
2.- Aristófanes y Menandro
2.1.- Aristófanes vs Menandro
            Del mismo modo que para nosotros Aristófanes es el máximo exponente de la Comedia Antigua, también Menandro lo es con respecto a la Comedia Nueva[17]. Aristófanes es a gran distancia el autor mejor representado de la Comedia Antigua, pero sabemos que no era el único exponente de ese género ni que siempre fuera considerado el mejor por su público. Sabemos incluso que no representa en realidad la totalidad de la Comedia Antigua, sino un tipo específico, la Comedia Política, que dominó los escenarios atenienses en el momento de mayor ebullición democrática[18]; antes, durante y después de esa floración existió otro tipo de comedia, temporalmente oscurecida por el fragor de la lucha política, la Comedia Mitológico-costumbrista, que enraizaba directamente con el origen de la comedia y que ha sido la línea que, transformada por causas e influencias diversas, se ha mantenido hasta el presente.
            Lo mismo sucede con Menandro: nosotros ahora, en los inicios del siglo XXI, sólo de él conservamos la suficiente cantidad de texto para poder hacernos una idea de su dramaturgia, pero sabemos que el siglo IV a.n.e. fue muy prolífico en autores y obras, que Menandro no fue especialmente apreciado por sus contemporáneos, y también algo sabemos de los restantes autores de Comedia Nueva, de Dífilo, Filemón, Apolodoro de Caristos..., a partir de las recreaciones de Plauto y Terencio y de los fragmentos conservados, aunque éstos sean más bien escasos y breves. Aristófanes y Menandro son, pues, los máximos exponentes de la comedia griega, cuya valoración comparada nos ayuda a conocerlos mejor, a ellos y a la comedia en general, algo que empezó a hacerse muy pronto, como muestra Comparación de Aristófanes y Menandro de Plutarco, una excelente fuente de información sobre la recepción de ambos autores en época posterior[19].
2.2.- De Aristófanes a Menandro
         Aunque ambos pertenecen al mismo género[20], son muchas las diferencias entre sus obras tanto en lo que hace a la forma como al contenido, debidas a factores intrínsecos, relativos al desarrollo del género, y extrínsecos, los cambios a los que se ve sometida la sociedad griega en el tiempo que media entre ambos autores, unos cambios que motivaron la transformación del género y de toda la cultura en general[21], pero en los que no podemos entrar aquí. Sólo podemos señalar que los diversos cambios socio-políticos que provoca la desaparición de la polis y la incorporación de nuevas tierras al mundo griego van poniendo las bases de una cultura cosmopolita, a la vez que se produce una sensación de desarraigo y se generan convulsiones sociales, de las que puede verse el reflejo en la literatura. El desarrollo industrial y la mejora de las comunicaciones facilitan el intercambio de productos y personas, pero también generan un progresivo aumento de las diferencias entre asalariados y grandes propietarios; la formación de grandes centros urbanos acentúan estas diferencias. La aglomeración de personas procedentes de lugares diversos en grandes urbes potencia un aumento de la comprensión hacia sus culturas, o simple tolerancia ante la diferencia, pero también acarrea tensiones sociales por el aumento de masas empobrecidas que acuden a las urbes en busca medios de subsistencia[22]. Y de ello se ve reflejo también en la Comedia Nueva, claro exponente de una literatura en la que bajo argumentos amables se entrevén los problemas sociales de capas amplias de la población.
            En este contexto triunfan géneros en los que la evasión y el entretenimiento son componentes fundamentales y que vuelven la vista a los conflictos individuales, más que a los sociales[23]. El retraimiento del ciudadano de los asuntos públicos, a los que se dedica una clase ya claramente profesionalizada[24], la incapacidad real de actuar sobre la situación política, cuando no un explicable desinterés, da lugar a que se dirija la mirada hacia asuntos privados, aunque tras ellos a veces podemos ver una crítica a una situación o el apuntar una vía de solución a problemas sociales. Ya Aristófanes en su momento había ido abandonando la Comedia Política en una situación de crisis de la polis y tendía a un tratamiento más general de los asuntos, llevando a las comedias una utopía política, lo que con el tiempo le acercó a la Comedia Mitológico-costumbrista.
            Con la reducción de temas de la Comedia Nueva se produce la consiguiente de personajes, que se circunscriben a la vida familiar; desaparece la sátira e invectiva personal, proceso que ya se hizo evidente en las últimas comedias de Aristófanes; y sobre todo se va produciendo un constante predominio del tratamiento realista de los temas en el sentido aristotélico[25], sin aquellos elementos fantásticos característicos de la Comedia Antigua, como la pretensión de crear una ciudad en las nubes o llegar al Olimpo montado en un escarabajo gigante, lo que hace innecesario el uso de la maquinaria escénica que con tanta frecuencia había usado Aristófanes. A la par se va perfeccionando la trabazón argumental, se van creando argumentos más verosímiles y mejor justificados, y se profundiza en el carácter de los personajes. De lo poco que podemos saber del período que media entre ambos comediógrafos[26], se deduce un abandono progresivo de los temas mitológicos en beneficio de una comedia de ambiente cotidiano en la que se observa la predilección del público por las tramas complejas de las tragedias de Eurípides.
            La influencia de Eurípides es muy profunda[27]: no sólo se produce en los temas y estructuras argumentales, sino que también hay referencias a motivos y personajes concretos. Tanto en Eurípides como en los comediógrafos las peripecias responden al deseo de los autores de plasmar los cambios y convulsiones de la época y al gusto del público por lo novelesco: separaciones y reencuentros inesperados, nacimientos de niños ilegítimos, obstáculos e intrigas en la consecución del amor entre jóvenes, sentimiento éste que cobra ahora un relieve especial por razones literarias y filosóficas.