"A partir del siglo V las fábulas se atribuyen a veces a un personaje, Esopo: así hace Aristófanes, por ejemplo, cuando narra la del águila y el escarabajo, que antes había contado Semónides directamente. Habría sido contada por Esopo en una determinada ocasión: cuando fue acusado falsamente por los delfios de haber robado una copa de oro del dios, y él se defendía haciendo ver que no hay enemigo pequeño.
De este Esopo nos habla Heródoto II 134: habría sido un esclavo frigio que vivió en Samos en torno al año 600 a.C. Luego se añaden detalles diversos: alecciona a su amo y al rey Creso, muere en Delfos acusado injustamente, cuenta continuamente fábulas.
Se trata sin duda de un personaje legendario. En su origen han intervenido sin duda elementos griegos y orientales (el personaje Ahikar, consejero del rey Senaquerib de Asiria, narrador de fábulas también él, igualmente sabio e ingenioso). Ni más ni menos ha ocurrido con la fábula, que, de una parte, está enlazada con el yambo y las fiestas populares en que éste nació, y, de otra, absorbió elementos orientales, en definitiva, sumerios: algunas de las fábulas griegas hallan aquí un claro precedente. Por ejemplo, la de la zorra y el águila, de Arquíloco, derivada del tema del águila y la serpiente en el poema Etana, acadio.
Pero la fábula se hizo un género estrictamente griego y su atribución a Esopo es secundaria y constante. (...)" (Extraído de: F. R. Adrados en "Las colecciones de fábulas en la literatura griega de época helenística y romana" en Historia de la Literatura Griega, ed. Gredos, Madrid,1988, págs. 1153-1154)
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