sábado, 14 de mayo de 2011

La visión aristocrática en la poesía de Safo de Lesbos

(Artículo de Arbey Atehortúa Atehortúa, extraído de www.avizora.com)

«...mucho más melodiosa que una lira...
mucho más aúreo que el oro...» -
Safo

Safo, la poeta Lesbia de la Grecia Arcaica, es sin duda una de las figuras más importantes entre los líricos de los siglos VII y VI aC. Ella subvierte el paradigma creado por los cantores masculinos, y como un reto a la sociedad eminentemente patriarcal opone un mundo femenino. Su visión aristocrática es lo que la conecta con la estructura de mundo de la Grecia Arcaica.

La poetisa Safo de Lesbos, cuya acmé se ubica en el año 590 a.C. representa una de las estrellas más luminosas en el espacio de la Lírica Griega Arcaica, hecha exclusivamente por figuras masculinas.

Safo no fue por supuesto la única: nombres como Gorgo y Amdrómeda están unidos a ésta por haber sido rivales en la creación de grupos femeninos. Pero de ellas no se conserva obra alguna; este fenómeno contribuye a la particularidad en el panorama lírico griego de la figura de Safo.

El hecho es aún más peculiar si consideramos en términos generales la condición de la mujer en Grecia. La fuerte estructura patriarcal griega relegó a la mujer a la condición de madre de familia y administradora del hogar. El trato con el esposo, e incluso previo al matrimonio era mínimo. Por eso Sócrates llegó a preguntar a un esposo:

«¿Hay alguien con quien hables menos que con tu esposa? (...) Si hay alguno no son muchos»(1).

Pericles predica para la mujer el ideal de la sofrosyne: «una mujer debe tratar de que los hombres no hablen de ella ni para bien ni para mal» (Instrumentos didácticos,1987,22). Pero no en toda Grecia (ni en toda época) la mujer sufrió la misma represión. Si bien en Atenas fue donde más sometida estuvo a su marido, las espartanas gozaron de mayor libertad debido al oficio permanente de los hombres: la guerra. Por otra parte, la normatividad fue más obligada para las mujeres de clase media y alta. Existieron igualmente las llamadashetairas, mujeres no comprometidas y que gozaban de la sociedad de los hombres.

¿Qué sucede en Lesbos para que surja la figura de Safo? Manuel Rabanal explicitó la condición de la mujer lesbia diciéndonos que ellas alcanzaron cierto grado de cultura, y una mayor libertad que en las demás ciudades estado, para salir y entrar, hablar entre ellas o con hombres, reunirse en tertulias de carácter más o menos religiosos y aún celebrar concursos de belleza.

Geográficamente la ubicación de la isla de Lesbos también facilitó esa mayor libertad femenina. Esta fue un punto de paso entre la Hélade y Asia Menor. Lesbos recibe la influencia de diversas culturas y su gran movimiento poético propició dichos contactos. El mundo sáfico, por ejemplo, es Lidio(2). Es de allí de donde proceden los perfumes, las joyas, los adornos y las mismas discípulas como Anactoria. Es a Egipto hacia donde parte su hermano Caraxo en busca de riqueza.

La situación política de la isla de Lesbos también influyó para que la mujer lesbia, y Safo en particular, gozara de mayor libertad. Ella, después de su destierro en Siracusa durante el gobierno de Mírsilo, regresa a Lesbos bajo la dictadura de Pítaco. Es pues la dictadura en su estado maduro quien gobierna la isla. Bajo la sombra de ésta,y de la esposa de Pítaco en particular, surgen ciertos «grupos femeninos» de dedicación incierta. Lo único claro de ellos es que cultivaron la lírica y cumplieron cierta función ritual y social, como lo fue la creación de epitalamios.

La dictadura lesbia favoreció esta clase de «asociaciones femeninas» y sobre todo porque no trataron abiertamente el tema político como lo hizo Alceo, desterrado durante las tiranías de Mírsilo y Pítaco.

El oficio de Safo, en cuanto a agrupadora, no fue excepcional. La permanente alusión a Gorgo y Andrómeda, directoras de otros grupos, nos demuestra que fue una práctica normal en Lesbos. En el caso de Safo, su condición de mujer sola le pudo haber facilitado la mayor libertad para dedicarse a su oficio: poeta.

Los hechos anteriores explican la mayor libertad de la mujer en Lesbos pero no la particularidad de la figura de Safo. No existe otro nombre femenino en la lírica griega arcaica de tal magnitud. Las razones pueden ser varias partiendo de la explicación del sentido de los grupos femeninos en Lesbos. Manuel Galiano en un ensayo titulado El descubrimiento del amor en Greciadedica un amplio espacio a esta explicación, descartando las afirmaciones de que eran grupos pedagógicos, tíasos o centros de prostitución. Su propuesta final a la que nos anexamos dice:

«yo lo definiría como una colección de amigas que se reúnen para oir versos sáficos, tal vez para cantarlos, o quizás todo lo más para dedicar sus actividades conjuntas a la interpretación en común de epitalamios compuestos por nuestra poetisa.»(3).

Este tipo de asociaciones indiscutiblemente facilitó el cultivo de la lírica en sectores femeninos.

La ambiguedad sobre el origen y función de estos grupos persiste. Un hecho claro es su marginación del devenir político. La poesía sáfica que contiene la alusión al grupo, a las otras, no habla de Pítaco ni de los personajes de la vida pública, elementos presentes en la estructura de la Lírica Arcaica. Safo deja de lado estos temas y los concernientes al mundo masculino. Por eso, en un conocido poema en el cual el epílogo recuerda a Anactoria, compara la belleza y la actitud de Helena como superior a la areté expuesta por el mundo de la guerra(4) :

Dicen que una tropa de carros unos,

otros que de infantes, de naves otros,

es lo más hermoso en la negra tierra;

ya que todo aquello es

lo que uno ama.

Y es sencillo hacer que cualquiera entienda

esto, pues Helena, que aventajaba

en belleza a todos, a su marido,

alto en honores,

lo dejó y se fue por el mar a Troya,

y ni de su hija o sus propios padres

quiso ya acordarse, pues fue llevada

Los temas, las imágenes y la concepción interiorizada del sentimiento son innovadores en Safo. Ella no se dirige hacia la exterioridad. Es un mundo personal en el cual se llega y se conoce al otro por los colores, las imágenes, las caricias o esa aureola que lo envuelve. Ese otro por lo regular es una mujer. En Safo el mundo brusco, fuerte, masculino en conclusión, da paso al mundo del «ser», del «es» de la figura femenina. Manuel Galiano expone que el tipo de sentimiento en Safo es:

«exclusivamente absorbente, encerrado en aquel pequeño círculo un poco sofocante de menudas delicias y placeres femeninos; un amor del que el varón queda absolutamente eliminado. Más aún, diríamos que hay en el grupo sáfico una tónica general no sólo de indiferencia, sino de aversión hacia el hombre»

(Galiano, 1957,21).

Galiano se refiere tanto a la obra de Safo como a su vida personal. Pero aunque la visión de mundo sáfica se hace desde el paradigma femenino, el hombre no es excluido radicalmente. Ya se le compara con los dioses en los epitalamios o ya se le reprocha su modo de ser como se aprecia en poemas personales dedicados a Caraxo, el hermano de Safo. La figura masculina también se nombra para desligitimizarla como modelo. Veamos cómo la obra sáfica considera el orden masculino al estructurar una visión de mundo de carácter aristocrático.

El mundo masculino es transgredido por Safo; pero no se asume una actitud de desprecio hacia el varón. En el epitalamio
A una mujer (5) se compara a un hombre con los dioses. Pero sus cualidades son muy distintas al ideal de hombre de la Grecia Arcaica. Este hombre no es un «general alto y bien plantado», ni un excelente rapsoda; es simplemente alguien que escucha a una mujer que habla dulcemente. Su actitud, además, es de reposo pues está sentado.

Me parece igual a los dioses ese

hombre que ahora está frente a ti sentado,

y tu dulce voz a tu lado escucha

mientras le hablas

y tu amable risa; lo cual, te juro,

en mi pecho el alma saltar ha hecho:

pues te miro apenas y mis palabras

ya no me salen

(Rodríguez, 1990, 37)

El hombre creado por Safo es abstracto, ideal. A través de él Safo subvierte la cultura masculina pues opone al hombre de acción un hombre contemplativo.

En este poema el elogio masculino se justifica en parte si consideramos el texto como un epitalamio. En este tipo de canciones hechas exclusivamente para bodas se expresa un elogio para los novios, pero la figura del hombre es un medio para estructurar una isotopía positiva de lo femenino. Es la mujer la que realmente importa. Es ella quien provoca la locura, el sentimiento que desestabiliza, es ella la de la dulce voz y la amable risa.

Esta postura la reafirma Safo en el poema que compara la belleza de Helena (muy superior) con infantes, tropas de carros y naves.

Y es sencillo hacer que cualquiera entienda

esto, pues Helena, que aventaja

en belleza a todos, a su marido,

alto en honores,

lo dejó y se fue por el mar a Troya,

y ni de su hija o sus propios padres

quiso ya acordarse, pues fue llevada

En este poema el mundo se mueve por una mujer: una mujer que aventajaba en belleza a todos, incluso a uno de los más grandes Atridas griegos. La areté se ha trasladado de un mundo heroico al planteado por la isotopía de los perfumes, las flores, los himnos y la belleza física femenina.

Este poema se puede considerar personal pues el fin último es rendirle un homenaje a Anactoria, una de las amigas preferidas de la poeta que ha partido para Lidia. Por esto Safo utiliza una analogía: Helena es su Anactoria. Ambas son bellas y han partido. Helena para Troya y Anactoria para Lidia. Por supuesto se analoga un referente mítico con uno real. La añoranza de Anactoria se evidencia en lo corporal, en cualidades físicas al igual que en el epitalamio anterior.

de ella ver quisiera su andar amable

y la clara luz de su rostro antes

que a los carros lidios o a mil guerreros

llenos de armas.

La analogía está separada por la temporalidad: pasado épico y presente sáfico. Pero el epílogo del poema confirma la estructura en anillo y se homologan esos espacios con el mismo fin: descartar el mundo masculino y exaltar las cualidades femeninas.

Los hombres a los que se refiere Safo son los épicos: Héctor, Paris, Menelao. En la mayoría de los casos se alude a ellos mediante el recurso de la perífrasis. Este recurso es típico de la lírica, pero en algunos poemas Safo lo hace especialmente con las figuras masculinas, sean hombres o dioses. A las mujeres se les nombra en la mayoría de los casos y a los hombres se les alude. Es de alguna forma una manera de restarles importancia:

Safo también se refiere a hombres ideales, sin nombre y sin posibilidadad de identificarlos con referentes reales de la época. Teognis le habla a su amigo Cirno, Arquíloco a Glauco y Anacreonte a Cleóbulo. Pero Safo no se refiere a ningún hombre en particular. Cuando lo hace es una abstracción. Este hecho es un nuevo recurso para estructurar la imagen de mundo desde lo femenina. Por eso las mujeres, sean dioses o mortales, poseen nombre: Helena, Afrodita, Andrómaca y Hera en el nivel mítico y Anactoria, Góngula, Atis en el plano real. Ni siquiera en un poema personal dedicado a Caraxo, su hermano, éste es nombrado, aunque es evidente la recriminación hecha y el llamado a Afrodita para que interceda.

Conceded, Nereidas, y tú, Chipriota,

que mi hermano vuelva hasta aquí sin daño

y que todo aquello que en su alma ansía

sea cumplido;

(Rodríguez,1990,21)

La referencia a las divinidades confirma la visión femenina de Safo. Si bien en Lesbos hubo un templo dedicado a tres divinidades, en varios de los poemas sáficos se aprecia una estractificación, pues se nombra primero a Hera y después a los dioses masculinos (Zeus y Dionisio, por ejemplo). Si consideramos la significación para la lírica de los procesos de combinación y selección confirmamos la importancia de esta gradación. Igualmente, la poesía sáfica abunda en menciones a Afrodita, las Musas y las Nereidas.

El mundo sáfico, en conclusión,es femenino. Esta lectura introduce cierta ambiguedad puesto que Grecia y el siglo VI son masculinos. Safo trasgrede las espectativas en la Grecia Arcaica y Clásica porque permite la exploración de un mundo asumido como espacio íntimo, sensible y pasional: el mundo femenino, el espacio lírico. Por eso, la poesía sáfica está repleta de símbolos que estructuran una isotopía femenina.

Los epitalamios y los poemas personales revisados enumeran muchos de los objetos, olores o flores que se constituyen en símbolos de la poesía sáfica. Manuel Galiano los ha sintetizado así:

«rosas y lirios, melilotos y perifollos, hierba fresca de los prados, manzanos para el dulce reposo de las siestas, guirnaldas de opio (...) vestidos, muchos vestidos teñidos de mil colores (...) tuniquillas, mantos, bellos tocados de cabeza, diademas importadas (...) calzados lidios(...) en la intimidad de los dormitorios , ungüentos y cremas, cajas llenas de perfumes, jabones de tocador...¡Eterno todo ello, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días y mientras haya una mujer en el mundo!»

(Galiano,1959,20)

El poema que retoma como motivo la boda de Héctor y Andrómaca contiene indiscutiblemente una gran cantidad y variedad de elementos propios del mundo sáfico. En éste se habla de la llegada de Andrómaca a la casa de Priamo; es posiblemente un epitalamio por su condición de bienvenida y exaltación a los novios. Nuevamente un tema mítico es reescrito y actualizado para colocarlo al servicio de la época.

Utilizamos el término de «reescrito» pues la focalización del acontecimiento hecha en la Iliada se realiza enteramente desde la figura de Héctor; en ésta no se celebra la llegada de Andrómaca sino la del hijo de Priamo, precedido de toda su gloria. En el poema de Safo las naves igualmente no son caracterizadas por elementos bélicos sino por un paradigma femenino y la actividad en Ilion gira alrededor del recibimiento de Andrómaca. El poema termina haciendo un elogio a la amada, descartándose por completo una alusión heroica, a no ser la realizada inconscientemente por el oyente al escuchar mencionar a Priamo y a Héctor.

Pero a medida que el poema avanza, ese mundo femenino lo invade todo y ya no es posible ni siquiera la alusión a lo masculino. Las flautas de dulce sonido suenan y las doncellas entonan sagradas canciones.

Los seis últimos versos en la traducción de Juan Manuel Rodríguez Tebal contienen toda la intensidad del acto:

Todo el lugar se llenaba de copas y cráteras;

sándalo, mirra e incienso su olor confundían,

y las mujeres más viejas lanzaban sus gritos

mientras en tono elevado los hombres cantaban

bellos peanes al lírico dios sagitario,

y celebraban cual dioses a Héctor y Andrómaca.

La mujer en la poesía sáfica es asimilada con lo suave y lo perfumado. Todo lo que levita y se opone al mundo rudo del hombre que es descartado de plano. Mientras que en los fragmentos del poema se aprecian dos adjetivos positivos para Andrómaca y un número mayor de términos que conducen al paradigma femenino, no hay ninguna alusión hacia el hombre a parte del enuncio de las naves y un verso que recita: y a los caballos uncían los hombres sus carros. Pero ambas alusiones giran en torno a la bienvenida preparada para Andrómaca.

No hay por supuesto en el poema, ningún verso despreciativo para el hombre: los «bellos peanes» celebran a Héctor y a Andrómaca». El referente mítico está puesto al servicio de un epitalamio, de una ceremonia de unión, en la cual prima el paradigma femenino y el masculino se limita y se pone al servicio del acto en cuestión.

Entre todo ese conjunto de símbolos enumerados, hay dos que merecen especial atención: la diosa Afrodita y la manzana.

Afrodita es un referente constante en la poesía sáfica y especialmente de un conocido himno (Himno a Afrodita) en el cual Safo, como personaje, pide que le sean otorgados los amores de alguien(6) . Afrodita en la mitología griega y según Pierre Grimal es la diosa del amor, la que despierta la pasión, el sentimiento hacia el otro. Pero igualmente es una diosa vengativa, pues ella castigó a las mujeres de Lemnos, impregnándolas de un olor insoportable, hasta el punto de que sus maridos las abandonaron por cautivas tracias. Para Safo Afrodita es la Diosa que concede los favores amatorios, es la confidente, la que intercede, la que acude cuando el sentimiento amoroso conduce a la locura. La manzana también cumple un papel en este sentido. Por medio de ella se realiza la declaración amorosa.

La manzana en la mitología griega está vinculada al origen de los mismos certámenes de belleza: por medio de ella Paris escogió entre Hera, Atenea y Afrodita a la más hermosa. Paris le «arroja» la manzana a Afrodita y esa acción se erige en símbolo de la belleza y la declaración.

En los poemas sáficos la manzana está asociada al culto de Afrodita; un culto que se hace en primavera. Aparece así el tema de la doncellez, de la manzana madura que no pudieron alcanzar los burdos cosecheros.

Como la manzana dulce se colorea

en la rama más alta, la más alta en la más alta,

de ella se olvidaron los cosecheros

de manzanas.

pero no es que la olvidaron,

es que no pudieron alcanzarla.

(Rodríguez Adrados. Frag.78)

La obra sáfica es por lo tanto revolucionaria en cuanto estructura una visión de mundo desde el paradigma femenino, subvirtiendo la mirada masculina de la Edad Arcaica, el mundo heroico, brusco, fuerte, sede su paso a uno sensible, delicado y suave; femenino en conclusión. Pero el elemento auto afirmativo de la obra Sáfica es su posición aristocrática; la poesía de Safo habla de lujos, de una vida llena de comodidades, de un mundo en el cual importa más los desórdenes individuales de carácter erótico que el mismo acontecer histórico. Incluso la misma poeta quiso vivir de esa manera. La renuncia a la lucha política, fenómeno inherente al ejercicio poético de la época, es otra razón de esa postura aristocrática. Es por supuesto lo que proporciona la creación de este tipo de monodia y en ningún momento puede representar un nivel de condena. Incluso ni siquiera en versos donde la poeta se lamenta por no tener con qué «hacerse» de un bello tocado para su hija Cleis:

...pero tú tienes los cabellos

más rubios que una antorcha,

propios para coronas de flores bien lozanas...

No tengo, Cleis, de dónde hacerme

para ti con un tocado multicolor,(...)

(Rodríguez Adrados,1980,372)

Estos versos a nivel biográfico sustentan la pésima situación económica de Safo por ese tiempo. Pero igualmente son versos que a otro nivel retroalimentan el mundo refina do de la aristocracia que opone un lujoso tocado exportado de lidia a las simples cintas de púrpura. Safo no combatió la tiranía, ni expuso los ideales masculinos de la cultura griega. Tampoco le importó las lu chas internas de la Hélade. Ella fue un poco más allá y trató de auscultar la interioridad, lo pasional, el sentimiento. Trató de expresar un concepto de mujer totalmente universal.

NOTAS

(1) Instrumentos didácticos. Eurípides, antología de textos sobre la mujer. Alcalá de Henares, 1987, p. 23.

(2) Es importante resaltar la estrecha relación sostenida por Lesbos con Asia Menor. Estos luchan contra Atenas por el dominio de Sigeo, conquistada finalmente por Pítaco. Creso, del reino de Lidia es uno de los lugares donde se exilia Alceo. Los Lesbios igualmente fundan Eno en Tracia.

(3) GALIANO, Manuel. El descubrimiento del amor en Grecia, Madrid, 1959, p.36.

(4) Poemas tomados de : RODRIGUEZ TEBAL, Juan Manuel.Safo: poemas y fragmentos. Akal-Clásica, Madrid, 1990.

(5) Aunque posee las características de un epitalamio, Francisco Rodríguez Adrados afirma que existen dudas.

(6) Ver: GRIMAL, Pierre. Diccionario de Mitología Griega y Romana. Editorial Paidós, Barcelona, 1990, p.12.

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